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Las Islas de basura, son también conocidas como: Isla tóxica, Gran mancha de basura en el Pacífico, Gran zona de basura en el Pacífico, Remolino de basura del Pacífico y la isla de la contaminación. Se trata de una zona del océano cubierta de desechos marinos, este vertedero oceánico se caracteriza por tener concentraciones excepcionalmente altas de plástico suspendido y otros desechos atrapados en las corrientes de giros de nuestros océanos.

Se localizan varias Islas en distintos puntos de nuestra «amada Tierra» pongo amada entre comillas porque si fuese amada no la trataríamos como la hacemos. La mas grande de estas Islas se localiza en el centro del océano Pacífico Norte, localizada entre las coordenadas 135° a 155°O y 55° a 79°N. Se estima que tiene un tamaño de 1.400.000 km².

Una segunda isla de plástico, aparentemente de menor tamaño, se situaría en el mismo océano en el hemisferio entre Australia y América del Sur. Una tercera cabe colocarla en el Atlántico Norte, entre Centroamérica, América del Norte y Europa. La cuarta en el Atlántico Sur, entre Sudamérica y África. Finalmente, una quinta gigantesca agrupación de residuos plásticos se hallaría en el Océano Índico, entre el continente africano y el australiano.

Se Ignora la suma total de kilómetros cuadrados que ocupan todas estas superficies juntas, pero tenemos un serio problema, al que hay que prestar muchísima atención y aportar soluciones.

La imaginación se queda corta y ver en realidad lo que te puedes encontrar en una Isla Basura es aterrador, fruto una vez mas de la carencia de cultura ecológica que hay en la mayoría de los paíse. Parte de la basura son residuos tirados desde barcos pesqueros o plataformas petrolíferas y un 10% corresponde a redes de pesca rotas, pero la inmensa mayoría de la masa de desperdicios está compuesta por miles de millones de diminutos trozos de plástico que flotan cerca de la superficie marina.

Se estima que en las zonas ocupadas por la “isla de basura” hay unos 5.1 kilogramos de plástico por kilómetro cuadrado de mar. Puede parecer poco, pero cuanto más pequeños son los fragmentos en los que están repartidos estos cinco kilos, más espacio pueden ocupar.

Cada persona genera más de 500 kilos de basura al año, lo que es lo mismo, una ingente cantidad de recursos naturales desperdiciados. Reducir, rehusar y reciclar debiera ser el objetivo de todos, como ya lo es de un buen número de ciudadanos y de activistas que han emprendido el camino hacia los ‘cero residuos’, pero no es así, seguimos descuidando nuestra obligación de colaborar en la protección del medio ambiente, a lo que hay que añadir la generación de desperdicios y residuos dentro de la cadena productiva.

Nuestro hábitat esta cada día más contaminado provocando la agonía del mundo en el que vivimos, consecuencia del poco cuidado y protección que los seres humanos hacemos de él, convirtiéndonos en el peor de los animales que habitan el planeta tierra. Consecuencia de esa contaminación, de la que casi todos somos responsables por el poco cuidado que hacemos de nuestro entorno más inmediato bajo la premisa de que ya hay personas que se encargar de recoger la basura que generamos, hace que perdamos la conciencia de la repercusión que tales acciones tienen en uno de los principales recursos naturales de nuestro planeta, como es el agua, y más concrétamente los mares y océanos.

Pese a que es un problema gravísimo, no se ve desde el espacio ni tiene una forma tan espectacular como la mitificada por los medios de comunicación e Internet.  En realidad, la mayoría de plásticos que contaminan este punto del océano, un cruce de corrientes que empuja a los residuos hacia su centro, de aguas tranquilas, son diminutos, a menudo microscópicos. Es factible observar el fenómeno por debajo de la superficie, con numerosos pequeños trozos de plástico flotando a unos pocos metros debajo del agua, pero no sobre una embarcación y muchos menos por satélite.

A diferencia de los desechos biodegradables, los plásticos fotodegradables se desintegran en pedazos más pequeños,
aunque permanecen siendo polímeros. Este proceso continúa hasta llegar a nivel molecular. Como los desechos plásticos flotantes fotodegradables se convierten en trozos más pequeños cada vez, se concentran  en la parte superior hasta que se desintegran, y el plástico al final llega a ser de un tamaño tan pequeño que puede ser  comido por los organismos marinos que viven cerca de la superficie del océano. Por lo tanto, los residuos de basura  entran por completo en la cadena alimenticia.

A pesar de la descripción hecha por Charles Moore, la mancha de basura del este no se caracteriza por ser una zona visible de desechos flotantes. El proceso de desintegración significa que las partículas de plástico más peligrosas son demasiado pequeñas como para ser vistas. Los investigadores estiman la densidad total de la polución de la basura del Pacífico tomando muestras. En un estudio del 2001, los investigadores (incluyendo a Moore) encontraron que en ciertas áreas del océano, las concentraciones de plástico se acercaban a 5,1 miligramos por metro cuadrado. En muchas áreas de la región afectada la concentración de plástico fue mayor a la concentración de zooplancton con un factor de siete. Muestras tomadas en el fondo de las columnas de agua revelaron niveles bajos de desechos plásticos (primariamente monofilamentos e hilos de pesca), confirmando las primeras impresiones que decían que la principal concentración de desechos estaba en la superficie del mar.

Sin duda, parece menos peligroso que la fotografía anterior donde veíamos menos acumulación de basuras. Pero tiene consecuencias, porque sigue siendo un montón de plástico ocupando un espacio, el del océano, que en absoluto le corresponde.

Un amplio espacio: se cree que los plásticos flotan y deambulan y si tenemos en cuenta que investigaciones sobre el terreno han hallado 750,000 trocitos de plástico por kilómetro cuadrado, el lienzo parece bastante preocupante. Puede que el plástico se haya reducido a tamaños ridículos (aunque hay algunos grandes), pero sigue ahí y es aún más peligroso para ciertas especies. Las partículas de plástico flotante se asemejan al zooplancton, por lo cual puede ser consumido accidentalmente por las medusas.  Muchos desechos de larga duración terminan en los estómagos de las aves marinas y animales del mar, incluyendo tortugas del océano y albatros de patas negras, siendo estas partículas un riesgo para la vida marina.

Aparte de los residuos contaminantes del agua del mar, estos residuos flotantes traen otro tipo de contaminantes tales como bifenilos policlorados (PCB), DDT (1,1,1-Tricloro-2,2-bis(4-clorofenil)-etano) e hidrocarburo aromático policíclico (HAP o PAH) trayendo con esto efectos tóxicos cuando son consumidos por error, en algunos casos provocando problemas hormonales en los animales. Las medusas se comen las toxinas que contienen los plásticos, y a su vez, los peces grandes se comen a las medusas.

Muchos se pescarán y serán alimento para los seres humanos, resultando así en una ingestión humana de dichas toxinas. El plástico marino también facilita la propagación de especies invasivas que se adhieren a la superficie de este plástico flotante y se desplazan a grandes distancias, colonizando nuevos ecosistemas.

Investigadores han demostrado que estos residuos plásticos afectan por lo menos a 267 especies alrededor del mundo, y vive la gran mayoría en la gran mancha de basura del Pacífico norte. Año tras año, la isla de basura está creciendo cada vez más. Por tanto, este problema requiere de una solución inmediata.

Todos podemos contribuir un granito de arena a la causa común. Para ello, debemos, al menos, arrojar los plásticos y los polietilenos en cubos de basura y no a cielo abierto. En lo posible, no optar por el uso masivo de los envases de polietileno, dándoles prioridad a las bolsas reutilizables hechas de materiales biodegradables.

Como se ve, resolver el problema de la contaminación de los océanos solo se puede mediante esfuerzos en conjunto, aunque deberían ser los Gobiernos quienes pusieran cartas en el asunto y dejarse de tanta política barata y monsergas estúpidas y hacerse responsables de una vez por todas de tantas cosas que afectan de verdad a la vida en nuestro planeta. Pero como siempre mientras los Estados discuten y discuten siempre salen empresas privadas destinadas a financiar con ayuda de todos los costes que se generan y dejar libres nuestros mares y océanos de tanta basura.

Avaaz, organización norteamericana acaba de proponer un proyecto para limpiar de basura plástica los océanos en un plazo relativamente breve de una década. Es decir, si no continúa aumentando de manera desaforada la cantidad de plásticos que llegan hasta ellos, como está sucediendo en la actualidad. Se calcula que el ritmo de la contaminación plástica de los océanos sería equivalente al vertido de la carga de un camión de basura cada minuto.

Un informe mencionado por esa organización establece que para el año 2050 el peso de los detritos sintéticos marinos llegará a superar al de todos los peces juntos. En este sentido, para luchar contra tal situación, Avaaz propone impulsar la puesta en marcha del una flotilla de SeaVax, un barco automático de reciente creación, impulsado por energía solar, que aspira el plástico pero que cuenta con sensores especiales para proteger la vida marina.

Richard Owen, un contratista de la construcción e instructor de buceo, formó la Enviromental Cleanup Coalition (Coalición para la Limpieza del Ambiente) para unirse a la causa contra la polución del Pacífico Norte. La ECC (siglas en inglés) planea la modificación de una flota de barcos para limpiar los desechos de la zona para restaurarlos y reciclarlos. El laboratorio creado con este fin se llama Gyre Island. Hay en marcha una decena de proyectos para limpiar la basura, controlar los desechos de buques y embarcaciones y hay programados estudios de medición que irán analizando cada proceso que se ponga en marcha.

The Ocean Cleanup (TCO) es un proyecto creado en 2013 por un chico holandés de 19 años, Boyan Slat, para eliminar los micro plásticos de los océanos. Desde entonces el proyecto ha crecido mucho, ha recibido numerosos premios y reconocimientos y ha recogido a través del crowdfunding más de dos millones de dólares.

El sistema consta de barreras flotantes ancladas al fondo marino. Aprovechando las corrientes oceánicas, estas estructuras son capaces de filtrar los desechos y luego recogerlos en una plataforma sin dañar la flora y la fauna. Sin embargo, el método más efectivo es evitar que estos residuos entren en el mar, y gestionarlos de una forma efectiva como puede ser a través de la reutilización y reciclaje.

Por lo tanto nos toca ponernos las pilas y concienciarnos de una vez por todas.
¡Un Grano hace una Montaña!

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